¿Cómo funciona?
Según la Ayurveda, dentro de cada persona existen los cinco elementos básicos del universo: tierra, aire, fuego, agua y éter (o espacio). La combinación de estos elementos crea tres tipos corporales metabólicos o doshas. Los doshas se denominan vata, pitta y kapha. Vata consta de éter y aire y está asociado con la liviandad y el movimiento. Pitta está compuesto por fuego y está asociado con los procesos metabólicos de transformación, como por ejemplo, la digestión de alimentos para producir energía. Kapha consta de tierra y agua y está asociado con la estructura y la estabilidad. Si bien en cada persona residen todos los tipos de energía, por lo general uno es dominante.
La teoría sobre la que se basa la Ayurveda es que las enfermedades se producen por un desequilibrio en uno o más de los doshas. Existen muchos factores que pueden afectar este equilibrio, desde la dieta hasta los cambios de estación. El estrés en el trabajo o en el hogar también puede alterar la armonía de los doshas. El resultado es la acumulación de toxinas en el cuerpo y la mente.
Una vez que se identifican las causas de una enfermedad, una persona, guiada por un profesional de la Ayurveda, puede tomar medidas para restablecer el equilibrio y eliminar las toxinas. Los partidarios de esta práctica dicen que al equilibrar la energía se fortalecen las defensas naturales del cuerpo y así pueden evitarse enfermedades o recuperarse de ellas con mayor facilidad.
Los tratados escritos más antiguos datan de hace 7000/5000 años, y 3000/2000 años AC se comenzaron a compilar los materiales existentes para ser armados como un tratado de medicina. ¿De dónde venía este conocimiento tan avanzado en una época en que la ciencia tal como la conocemos hoy no existía? "Según dicen los mismos tratados, ese conocimiento fue recibido directamente desde un nivel espiritual superior, divino, y es muy interesante ver cómo en un lenguaje poético, metafórico, estos sabios explicaban lo que los físicos cuánticos están descubriendo recién ahora".
El médico ayurveda se encuentra con un paciente al que mira en su totalidad como un ser que merece estar sano, aunque está desequilibrado. No lo considera enfermo, a la manera occidental, en que de acuerdo a unos síntomas se cataloga al paciente carente de salud. El médico ayurveda, en cambio, es un acompañante de esa persona en su propio camino de reconocimiento de la salud original que existe en sí misma, y de la cual es dueña. Lo ayuda a reconocer su desequilibrio y lo orienta a través de pautas de alimentación y el uso de algunas hierbas a que recupere el equilibrio perdido.
El Objetivo del Ayurveda
El objetivo de determinar el tipo físico de la persona. Esta es la base de convención del Ayurveda, la clasificación en 3 tipos físicos o energéticos puros y sus posibles combinaciones. Estos sistemas de energía o metabólicos que el Ayurveda llama doyas, son formas en que la energía actúa en una persona, dando una contextura física, una forma de digestión, de circulación, etc:
Vata: es el que provoca el movimiento. Habitualmente corresponde a personas delgadas, de cabellos lacios o poco enrulados. Tienen tendencia a la ansiedad, al nerviosismo, con problemas de piel y de digestión, especialmente intestinales.
Pitta: robustos, rubicundos, musculosos, más relacionados con enfermedades cardiacas, úlceras, "todas aquellas que revelan un problema en el manejo del poder", acota Diana.
Kappa: tendencia a la obesidad y sobrepeso, en apariencia tranquilos, pasivos, lentos. Sus enfermedades son las metabólicas y endocrinológicas, asma, etc.
Si bien todos tenemos algo de los tres tipos, en cada uno prepondera uno en el cuerpo físico, y al desequilibrarnos vamos a tender hacia esa forma. La salud consistiría en el equilibrio entre estas tres formas de energía en uno. El fundamento de la orientación hacia el equilibrio de acuerdo a estos doyas se realiza fundamentalmente desde los cambios de hábito en el sistema alimentario y el uso de hierbas.
Las plantas que curan
Desde la antiguedad el ser humano ha empleado las plantas como remedio para sus enfermedades, estas contienen la capacidad de provocar reacciones curativas debido a que sus componentes guardan una proporción sabiamente elegida por la naturaleza.
Cada planta representa un todo, un medio completo para un tratamiento integral.
Son utilizadas desde las culturas clásicas europeas, pasando por la China milenaria, donde siempre ha sido fundamental en su sistema de salud, existiendo textos de recopilación de más de 10.000 plantas con propiedades terapéuticas.
Se conocen textos al respecto desde el siglo XVII a. de C. en Egipto desarrollados por estudiosos de la época. Adquirieron especial importancia también en Mesopotamia, la India, Grecia y los países del Golfo Pérsico.
Fue mediante la invención de la imprenta en 1450 por Gutemberg, cuando se comenzó a difundir el cuidado de enfermedades mediante el uso de las plantas. De suma importancia fue al mismo tiempo el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, pues se importaron muchas variedades desconocidas hasta entonces en Europa y Asia. Posteriormente, en los siglos XVI y XVII, mediante el estudio químico de las sustancias activas existentes en las plantas, comenzó a gestarse la farmacopea actual interviniendo activamente la química.
Puede decirse que la utilización de las plantas así como su desarrollo posterior es la base de la medicina alopática o tradicional actual. No obstante, hoy en día, cada vez son más las personas interesadas en el abandono de la manipulación química y buscan remedios exclusivamente naturales, existiendo un regreso a las técnicas más tradicionales de manejo y elaboración de la plantas.
La Cocina de la Autoestima
Para comer con intuición se necesita tomar una decisión y asumir un compromiso muy consciente.
Significa desprenderse de la vieja forma de sobrevivir y abrirse a una nueva forma de ver la vida. Es posible que necesite buscar en su alma y realizar un trabajo introspectivo para decidir si el seguir una u otra dieta le ha impedido tener un aprecio más profundo por la vida. Llevar a cabo este cambio en sus puntos de vista puede ser difícil inicialmente, pero en último término se convierte en una forma de vivir que no conoce retorno.
Para iniciar este cambio de paradigma, deberá considerar que existen muchos cambalaches en el mundo de la comida. Tener la «fuerza de voluntad» para mantener un régimen puede proporcionarle una sensación temporal de poder y control, pero ser alguien capaz de comer con intuición le aporta un sentido de autocapacitación que le durará toda la vida. Los actos de seguir una dieta y de la glotonería que aparece después quizá le ofrezcan algo de entusiasmo, lo mismo que el comer alimentos prohibidos. Pero cuando el entusiasmo ya no procede de los alimentos o de las dietas, se tiene libertad para experimentar otros aspectos de la vida. Si se utiliza la comida o la obsesión que le crea la dieta de insensibilizarse a sí mismo, o si se distancia de sus sentimientos la mayor parte del tiempo, quizá se sienta más calmado y menos estresado, pero su vida puede parecerse a una película hogareña desenfocada y borrosa. Sabe que está vivo y que se precipita a través de la vida, pero raras veces experimenta sus altibajos y matices de sensación. Una vez que aparte las capas de la insensibilidad que produce el seguir una dieta o el comer en exceso, descubrirá en la vida una riqueza que, para algunos, ha permanecido enterrada durante décadas.
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