jueves, 16 de abril de 2009

RE: Fe de Erratas: Megapensamiento


Date: Thu, 16 Apr 2009 02:41:11 -0300
From: gobierno@aristotelizar.com
Subject: Fe de Erratas: Megapensamiento
To: drgabrielmotta@hotmail.com

Fe de Erratas: Megapensamiento
Semanario Aristotelizar
 
Fe de Erratas: En el último semanario (nº 127) hemos enviado por error el megapensamiento de la semana pasada. Como no queremos privarlos a ustedes, nuestros queridos lectores, de las palabras de Federico Guido Fiorentino, les enviamos a ustedes este artículo -que con suerte abrirá un par de ojos y levantará varias cejas- "El muro de los lamentos", sepan disculpar el error. Que lo disfruten y lo comenten...
Este espacio es para difundir ideas o conjuntos de ideas que impulsen cambiar la realidad,  principalmente si esta no está caracterizada por la calidad institucional.
Es lo mínimo que podemos reclamar. Queremos ser bien gobernados. Y además invitamos a quienes crean que pueden aportar se sumen a este emprendimiento.

El muro de los lamentos
Federico Fiorentino Pobres los 33 hombres que viven en el barrio La Horqueta, de San Isidro.
Tienen miedo, pobres hombres. Por eso pidieron la construcción del muro que los divide del "peligrosísimo" barrio Villa Jardín. Tienen miedo. Tienen miedo de hacer lo correcto.
Pobre el intendente de San Isidro, Gustavo Posse; pobre hombre. No tuvo más remedio que construir el muro. El costo era muy grande. No tenía opción: era eso o trabajar para intentar mejorar la calidad de vida de las personas del barrio Villa Jardín.
Era peligrosísimo dejar todo como estaba. Algo había que hacer. Y lo más fácil fue hacer el muro. Pero está bien… no hay ningún problema con eso. Era necesario separar los dos lados. Por eso estos pobrecitos 33 hombres exigieron el muro.
Además, es feo ver la pobreza. Quizás esa fue la verdadera razón para construirlo.
Nadie quiere ver la pobreza…
Pobrecitos esos hombres; creen que los derechos civiles y humanos son sólo para ellos. Pobres hombres que viven equivocados. Pobres: creen que la riqueza se alcanza con los negocios. Se olvidan que existe la riqueza humana, y que es la más importante. Se olvidan también de la moral, de la ética; de la bondad, de la igualdad.
Pobres hombres, no los ataquen más. Dejen que construyan su muro de los lamentos, donde ya les tocará llorar a ellos ¡Levanten el muro! Háganlo bien alto. Sumen ladrillos, cemento y rejas…
Pero, por favor, procuren que tenga cuatro lados…
Y que no se escape ninguno de esos 33 pobres hombres.
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Federico Guido Fiorentino
federicofiorentino@aristotelizar.com



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